danza de las cintas yucatan
Hasta entonces, en el aire se ven vestidos flamear y un carnaval de colores que cambian de forma rápida de posición. Esta escena que estoy describiendo no es otra más que la del Baile de las Cintas, una de las cartas de presentación de Yucatán ante el mundo o, si deseamos charlar con propiedad, una de las suertes que se efectúan en las vaquerías. En el hocico del cerdo ponen un rollo grande en el que escriben el nombre de la persona a la que se le hace el obsequio; y ponen la cabeza en una gran charola de la que cuelgan cintas que toman las mujeres con una mano, mientras que con la otra portan jícaras repletas de maíz. Los hombres y mujeres integran contingentes que acostumbran a llevar en sus manos estandartes e imágenes.
FANDANGO.- Es un baile alegre muy común en España y está compuesto por numerosos sones que se bailan combinados con pasos de jarana. En la Península de Yucatán llega en la temporada colonial como parte del bagaje cultural que los españoles trajeron en su conquista. Los 3 instrumentos primordiales, que normalmente son hechos a mano, son la tarola como primer instrumento, el bombo y un violín; ocasionalmente dos violínes, trompeta y hasta una guitarra. El violín lo hacen de palo blanco (pa´sac) y acacia (subin ché), el bombo y tarola del leño de cedro, el emparchado es con piel de venado. Se tocan asimismo jarabes, fandangos y sonecitos, especialmente en la fiesta de San Juan Bautisla del 24 al 26 de junio, en las fiestas de la Purísima Concepción el 8 de diciembre, también en los rosarios. En la versión que hoy se expone eminentemente en las ubicaciones urbanas ya no es común ver la presencia del «chik» y para la cabeza de cerdo se suele emplear réplicas de plástico o papel maché. Sin embargo, añadió, «el baile siempre y en todo momento ha estado ahí y fué interpretado por décadas por la Orquesta Jaranera del Ayuntamiento de Mérida y su ballet folclórico y siempre ha sido bien recibida por propios y extraños, ya que es considerada entre las piezas más coloridas y espectaculares de la jarana yucateca».
Música Del Estado De Yucatán
Por su lado, el Ballet Folklórico Nuevo Léon, comandado por el profesor Miguel Ángel Arrambide Badillo, presentó un programa con bailes de Yucatán y Coahuila. Bailaron Pichito Amoroso, Nicté- Ha y la Danza de las Cintas de Yucatán y de Coahuila ofrecieron Bailando con Karla, Perlitas, La Revocada, y Angelita. El conjunto Folklórico Nizin, comandado por el profesor Víctor Zavala Sandoval, ofreció su programa de Jalisco Caporal y Contemporáneo, con bailes muy representativos de ese estado. Las mujeres van vestidas con su traje regional rebozo, y adornan su cabeza con flores naturales. Habitúan llevar una jícara con un preparado de masa de maíz y chocolate de cacao, que van compartiendo con los presentes, en señal de que va a haber abundante comida. La música se detenía y un bailador le recitaba un cuarteto en buen chiste, que generaba aplausos del resto bailadores y también invitados, pero sin escaparse de la ética o buenas costumbres. El nombre «Vaquería» procede de las corridas de toros que se celebraban durante estas fiestas, siendo parte de las primordiales ocupaciones.
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Van Del Norte A La Península De Yucatán Con Sus Bailes
También se baila en Inglaterra y los países bajos, y también se conoce como el baile de Palo de Mayo, o Maypole. El Baile de las Cintas está en prácticamente todos los websites, libros de guías turísticas, o libros sobre la narración de Yucatán; su imagen de hombres y mujeres en colorido traje regional, bailando en círculo en torno a un fácil palo, donde cada participante toma una cinta de color refulgente, es un icono. PACASALLE.- Es una marcha habitual de compás vivísimo que se taduce en una obra instrumental de movimiento pausado desarrollado en variantes. En Quintana Roo este paseo dancístico está considerado como baile de salón de orígen lúdico y habitual, es un baile de influencia inglesa que se deriva del bals Boston, variación lenta que se desarrolló a mitad del siglo XIX.
- Se detiene la orquesta, el baile se pausa a fin de que el declamador exprese los agudos decires de las «bombas», cuartetas que llegan a ser madrigalescas, gráficas, satíricas, pero recurrentemente picarescas, donde aflora el innato sentido del humor del yucateco.
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“A las doce en punto –abundó el maestro Pacheco- se comenzaba la liturgia de salida; un indígena cargaba la mesita en la cabeza y las cintas eran asidas por las vaqueras. En una mesa pequeña limpia ponían una cabeza de cerdo en barbacoa, en jaula arqueada, tejida de madera y adornada con papeles de diferentes colores y cintas angostas, poniéndole además de esto a los lados panes de harina, rollos de cigarrillos de joloch y mazorcas sancochadas y en pibil. En ese libro, Pérez Conocido recopila la historia obtenida sobre el bailable por la parte del profesor Santiago Pacheco Cruz, quien señaló a la “cabeza de cerdo” como un “acto original y divertidísimo que celebran exactamente como final de la vaquería”. “Es un baile que representa mucho de lo que fuimos y somos como yucatecos; en las serenatas se muestra en el momento en que el software es de danza, pues tenemos programas con trova, poesía y otras variedades”, expuso. La \’Cabeza de Cochino\’ es considerada entre las piezas más coloridas y espectaculares de la jarana yucateca. El significado de esta danza se ha perdido con el tiempo, ya que, aparentemente, se hacía con la cabeza de un venado y era burlesco. Y cerró con broche de oro la noche el Ballet Folklórico Estampas Mexicanas, del profesor Baldemar Gutiérrez, que ofrecieron un deleitable programa con bailes de Campeche, Quintana Roo y Yucatán.
Se jura que los colores de las cintas sean lo más contrastado viable para ofrecerle mayo atractivo al tejido. De la parte de arriba de un palo central, adornado con flores de gran tamaño, penden diez o 12 listones que son sujetados en su radical por otros tantos bailadores, de una y otro sexo, alternados en derredor del palo que es sostenido por un muchacho que no participa en el baile. Se procura que los tonos de las cintas sean lo más contrastado posible para ofrecerle mayor atrayente al tejido. En torno a este, se llevan a cabo varias procesiones, con danzas acompañadas por música que acaban en un desfile en el que se porta como estandarte una cabeza de cerdo que fué adornada por las mujeres.
Llegó al Territorio de Quintana Roo a mitad del siglo XX a las poblaciones costeras de Xcalac, a través del flujo migratorio entre las poblaciones fronterizas de México y Belice. BAILE DE UN PIÉ.- Es un baile de pareja en el cual el único contacto físico es tomarse de las manos. Coreográficamente se dibujan líneas de formas geométricas y arcos, preferentemente de en oposición al público. Radica en giros alternados sostenidos con la punta de los pies, secuencia que acaba en un remate de tres golpes con toda la planta. EL CALABACEADO.- Es un baile de salón de ocho tiempos a la marcha popular de compás vivo que ejecutaba la clase social alta y acomodada de medio siglo. BAILE DE LOS CHICLEROS.- En este baile, se expone la manera característica de diversión de los chicleros, hombres rudos un tanto huraños que trabajaban en la selva en los llamados campamentos o hatos en el desarrollo de corte, recolección y empaquetado de la resina del árbol de chicozapote .
Para ello utilizan flores y rollos de papel de colores que hacen ellas mismas, tal como botellas decoradas, pájaros de papel o de algodón y muñecas de trapo. “Los aires yucatecos”, “La danza de la cabeza de cerdo”, “Las mujeres que se pintan” y “La danza de los palitos” son parte de las jaranas que interpretaron. Tiene su origen en la temporada colonial y se festejaban anualmente en honor al Patrón o Patrona de la hacienda o pueblo; celebración que tardaba tres días y cuatro noches, o toda la semana, según nos comenta el escritor costumbrista Santiago Pacheco Cruz en su interesante libro “Usos, Costumbres, Religión y Supercherías de los Mayas”. La vaquería, como casi todas las fiestas tradicionales yucatecas, es una combinación del culto religioso traído por los españoles y las creencias del pueblo maya. Con esta sola salvedad, el baile de la jarana se restringe a las extremidades inferiores, característica que la distingue de la jota y del zapateado español; el leño del bailador continúa erguido, al grado que se tiene a lujo bailar con un objeto en la cabeza sin que este caiga, como la situacion de las “galas” o de las “suertes”.
El baile de la jarana es también de predominación de españa, no obstante al llegar a estas tierras se fueron cambiando adoptando oraciones y prácticas propios del estado de Yucatán. Sus bailes también tienen historia, como el baile de las cintas, el cual consiste en entretejer múltiples cintas de colores entre todos y cada uno de los participantes al mismo tiempo en que bailan; este baile procede de Europa, con el imperio de Maximiliano este y otros elementos se sumaron a la tradición yucateca. El baile de la jarana es también de predominación de españa, sin embargo, al llegar a estas tierras se fueron modificando adoptando oraciones y costumbres propios del estado de Yucatán.
El mestizo yucateco que participa va vestido de camisa blanca de mangas largas, con alforzas y cuello redondo sin solapas . Los varones llevan en las manos unas jícaras con licor de balché (bebida de alcohol elaborada con la corteza de un árbol llamado balché y miel) el cual van tirando hacia arriba, lo que quiere decir que van pidiendo que caigan las lluvias oportunamente. La mujer necesita tener mucha destreza, ya que es la que tiene como función controlar el rebozo, y de entre las suertes más riesgosas que implica bastante control y concentración, pues radica en sostener una acharola en la cabeza con vasos de cristal, y una botella, mientras que realiza su espectacular coreografía sin perder la sonrisa. Tiene este nombre gracias a las corridas de toros que se festejan en el estado a fines de año. Con las características apuntadas, la “Danza de las Cintas”, transporta más de 2 siglos de bailarse en Yucatán. Aunque es probable que haya llegado nuevamente a nuestra tierra a mediados del siglo XIX, durante el imperio de Maximiliano, traída por los inmigrantes austriacos que se avecindaron en las cercanías de la población de Santa Elena, sin entremezclarse con la población indígena.
Bolchoch aguardaba con tanta impaciencia la hora de la vaquería que para calmar su ánimo ingería a lo largo de la tarde varios alcoholes, de modo que llegado el momento de la fiesta el hombre se encontraba bastante achispado. A esta danza lo reconocen generalmente con el nombre de Pol kekén palabra compuesta que procede, según el Diccionario Maya Cordemex, de pool y kekén .