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hechizos para que dos personas se odien para siempre
Sin embargo, en un afán de ponernos serios para comprender lo que nos pasa a nivel sentimental-emocional, en ocasiones también sirve ignorar cierto género de conceptos y opiniones para adentrarnos una investigación analítico de lo que sucede con nuestro cuerpo cuando alguien nos tiene cacheteando las banquetas. A partir de lo que asimilamos inicialmente en el seno familiar y más tarde en el entorno popular de afuera vamos a contar con diversos elementos para crear nuestra personalidad y, desde esta circunstancia, nos conduciremos positiva o negativamente por medio de las distintas vivencias que se presenten en nuestra cotidianeidad. Esta irrumpe en la cotidianidad de un individuo como consecuencia de ciertas situaciones que llevan al radical el agobio de aquel que la padece, como bien puede ser una niñez sometida al abuso físico o sexual, crecer con sentimientos de culpa y vergüenza con respecto al sexo o como producto de una severa depresión que provoca que el sexo sea usado como un placebo para atestar el hueco sensible que se está presentando. Aquí el común denominador siempre van a ser los pensamientos negativos empañando o superando los pensamientos positivos.
El buen trato mutuo es detonante para que entre los 2 siempre permanezca un buen ámbito. Cuando uno pase cerca del otro no desperdicien la oportunidad para rozarse un hombro, la mano, tocarse el cabello, etcétera. Visualicen las cosas que le agradan a uno y al otro para llevarlas a cabo, sin censuras. No permitan que los problemas de la vida día tras día los agobien y los rebasen tanto para descuidarse de que siempre y en todo momento es posible estar enamorados. De ahí que, es requisito que los dos trabajen en activas que les dejen ejercitar y fortalecer ese músculo invisible que se llama amor, anteponiendo la comunicación y dejando de lado el egoísmo. Si te sientes poco apreciado en casa, si consideras que has perdido contacto directo con tu pareja o si hay alguien en tu trabajo que te llama poderosamente la atención, finalmente es momento de sentarte a hablar con tu espos@ y trabar juntos un plan que les deje recobrar lo más apreciado que tienen. Cierto, una relación de pareja pasa por avatares y instante sumamente complicados en los que nuestros sentimientos y deseos son puestos a prueba constantemente.
Año Nuevo, Año De Medrar En Pareja
La sociedad, para su supervivencia, se ve obligada a realizar múltiples esfuerzos para ligar a sus integrantes con nudos libidinales permitidos. Para ello pone en juego la mayor cantidad posible de libido con objetivos de inhibición o desplazamiento. Debido a la carencia de vinculación con sus pueblos de origen, las mujeres de origen africano asisten para sus prácticas esotéricas y curativas a las yerbas locales de las que los pueblos indios son extensos conocedores. En este sentido, es necesario recordar el hecho de que ahora en el siglo XVII el desarrollo de mestizaje se activa considerablemente. Según una carta de fray Ambrosio Carrillo, fechada el 27 de noviembre de 1625 y dirigida a los inquisidores, «los negros, varios de ellos criados por indias, andan vestidos de indios y pareciéndose en todo a «.43 Lo que probablemente se revela también es un mecanismo de defensa, pues no se debe olvidar que la población indígena no caía bajo la jurisdicción de la Inquisición, lo que sí sucedía con los negros.
Y lo es por el hecho de que, sin lugar a dudas, no es nada fácil encaminar y encarrilar nuestra vida por el sendero de lo acertado, el sentido común y la congruencia, todo el tiempo vamos a vernos limitados y delimitados entre el “el estimar hacer” y el “tener que hacer”, la mayoria de las veces obligados a realizar las esperanzas que los demás edifican en torno nuestro y, evidentemente, también por aquellas expectativas creadas por nosotros. Cuando el intelecto sensible es limitada, los hombres y las mujeres comenzamos a desarrollar complejos, inseguridades, miedos, traumas y nuestra capacidad para tomar resoluciones se mengua a nivel tal que hasta las situaciones, circunstancias y problemas más fáciles de enfrentar y resolver se transforman en una auténtica pesadilla para y para esos que nos cubren. De ahí que, es importante que desde muy pequeños tengamos la posibilidad trabajar de forma diaria en la solución y resolución de esos acertijos que a diario se nos van presentando y que nos van llenando la presencia de óbices y conflictos. De no llevarlo a cabo, transcurriremos nuestra adolescencia y muy probablemente nuestra vida adulta como individuos absolutamente inútiles para desahogar algún dificultad que se nos presente y estaremos dejando a cargo de otros nuestro bienestar y también nuestra plenitud. El último miedo más habitual entre los hombres con respecto a las relaciones de pareja es el que tiene que ver con las mujeres aprovechadas, trepadoras y desmesuradas.
- Sin embargo, también hay una arista que no es totalmente positiva para aquellos individuos que en lugar de hijos optaron por tener perrhijos y ésta es que se trata de un accionar primordialmente hedonista orientado al placer y a la gratificación personal que antepone la adquisición de recursos materiales por medio del trabajo retribuido.
- Se les acostumbra atribuir a determinadas personas que tienen facilidad para hacer reír a el resto, tanto por su manera de ser, de presentarse públicamente como por lo que dicen y, sobre todo, por de qué forma lo dicen.
- O, ¿pueden imaginarse a dos personas acordando vivir en unión libre (o “unión civil”, como se le conoce en otros países) sin estar siquiera ligerísimamente enamoradas?
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Conque es primordial que, llegado el momento, asimismo es trascendental que los adultos valoren y respeten los sentimientos de los inferiores y no los utilicen para perjudicarse entre sí y hacerse la vida de cuadros con una serie de acciones que de a poco abonarán en el terreno de distorsionar y afectar, en ocasiones de forma permanente, la imagen y el criterio que los chicos tienen la posibilidad de tener tanto de su padre como de su madre. Por supuesto aquí es primordial buscar y conseguir ayuda profesional para todos y que tanto el padre como la madre sean lo suficientemente sensibles para, en presencia de uno y en sepa del otro, no se dediquen a enajenar a sus hijos pues, al final del día, no hay nada más triste en este planeta que ver y percibir a una mamá y a un papá hablándole pestes a sus descendientes sobre aquel que no está presente. En una sociedad como la nuestra, jurídica y legalmente cada vez es menos difícil que una pareja casada se logre separar. No obstante, ajustándonos única y exclusivamente en el marco emocional y popular, y refiriéndonos especialmente en los hijos, en el momento en que hay, es cada vez más difícil para estos en el momento en que su padre y su madre deciden poner fin a su relación y esta determinación la llevan hasta los juzgados especializados en la conflictiva de lo familiar para llevar a cabo material y tangible esta separación. Sentir culpa por aquellas cosas que hicimos, pero asimismo por aquellas que no hicimos pero que en todo momento nos comen la cabeza porque sentimos deseos por hacerlas, se entere o no nuestra pareja, es indicativo de que estructuralmente somos individuos familiarizados a no ocasionarle daño a absolutamente nadie.
¿Qué va a determinar que podamos compartir nuestro emprendimiento de vida al lado de una persona madura, comprometida y solidaria, que no nos va a abandonar a medio sendero apenas se presenten las adversidades? Eso solo lo vamos a poder comprender en la medida donde la convivencia día tras día perfile las aristas de nuestra relación por el hecho de que, es sólo por medio de la cotidianeidad que podremos percatarnos si escogemos adecuadamente a nuestr@ espos@. Y es que combatir niveles complicados, tanto a nivel personal como en pareja, no siempre es bien asimilado por los seres humanos, más que nada esos cuyo carácter todavía no está completamente bien forjado y definido. Por eso, antes de ofrecer un paso tan trascendental como lo es casarse, siempre y en todo momento es recomendable comprender lo más intensamenta viable a esa persona a la que haremos depositaria de nuestro amor, para no llevarnos sorpresas desagradables. De todas formas, en cuestiones hogareñas, antes era menester exclusivo de las señoras que se ocupasen de todo lo concerniente a la administración y buen manejo de la vivienda.
Y de la independencia económica mejor ni hablemos, cuando estamos solter@s no debemos estar rindiendo cuentas sobre a dónde dará todo el dinero que ganamos trabajando y también nos tenemos la posibilidad de ofrecer nuestros caprichitos sin la necesidad de pensar en probables reclamos. Si estás solter@, seguramente estarás en concordancia conmigo en que tus economías individuales en la actualidad están más equilibrados que en aquellos instantes en los que viviste en pareja. La cotidianidad siempre va a ser una prueba de fuego para que hombres y mujeres saquen lo destacado de sí mismos en beneficio de sus relaciones. A veces las presiones cotidianas nos van a poner en calidad de cazuela de presión a punto de explotar y eso nos hará llegar a casa con una actitud de buscar no a quien nos la hizo, sino a quien nos la pague, pero eso no debe ser motivo a fin de que nos convirtamos en individuos desagradables, groseros, egoístas y desconsiderados con esa persona a la que, no lo olviden, elegimos por voluntad propia para ser parte importante de nuestras vidas. En las relaciones de pareja, más que nada en los matrimonios, es muy común que hombres y mujeres, con el transcurso del tiempo, una vez llegados a una especie de zona de confort tras dar por sentado el amor del otro, comiencen a dejar del lado ciertas reacciones y ciertos hábitos que formaron parte del cúmulo de peculiaridades y circunstancias que detonaron el enamoramiento de aquella persona con la que estamos conviviendo, convergiendo y cohabitando en el día a día. Lo mejor es que desde la niñez, más tarde en la adolescencia y en el final en nuestra edad adultez todos podamos ser personas con método y poder de decisión, independientes y balanceadas en nuestros sentimientos y conmuevas.
Es por todos popular que uno de los procesos más esenciales, primero en un noviazgo y después en un matrimonio, es el de la comunicación, por el hecho de que es por medio de este que hombres y mujeres logramos comprender a hondura las pretensiones sentimentales más elementales de nuestra pareja y asimismo a través de éste conseguimos trasmitir nuestros pensamientos y nuestras conmuevas. También hay parejas muy modernas y sui géneris que con todo y estar vinculados aunque sea por el civil, por su estilo de vida y respeto a su espacio personal deciden vivir separados, cada uno en su casa y reunirse los fines de semana.
Lo anterior, desgraciadamente, como en la historia del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, detona en el corto plazo un grupo de defraudes en la otra persona que si bien asimismo tiene virtudes y defectos como nosotros, está claro que debido a sus conceptos (aquí es obligación considerar el ego de cada sujeto) se van creando algunas expectativas que en un momento determinado terminan chocando con la cruda realidad y a la postre eso conduce a las rupturas. Por lo mismo, entre los dilemas más complejos a los que se combaten tanto un hombre como una mujer es aquel que debe ver con, en el momento en que la economía no les deja comprar o rentar un sitio a donde vivir, escoger al género de compañer@ (ojo, no me refiero a pareja o novi@) con el cual compartirán ese vital espacio en el que convivirán, cohabitarán, convergerán y coexistirán. Por el hecho de que, en un análisis más profundo y en un intento por ver la fotografía completa de la circunstancia, no es poca cosa tomar una decisión de la que podría depender nuestra estabilidad sensible. Vivir una vida sin dependencia, en una sociedad como la nuestra, no es nada fácil. El día a día para aquellos que viven con limitaciones se traduce en una incesante toma de resoluciones que de manera permanente los obliga a readaptar sus planes y objetivos para irse allanando el sendero en la búsqueda de una vida permanente y exitosa. Engañar es mentir y decir la verdad o sea la verdad, y estas dos acciones no se deberían cuantificar ni sobredimensionar por la buena salud de nuestra relación.
Entender la relación de un hombre con todas las mujeres de su historia, con su madre, con sus hermanas, con sus hijas y principalmente con aquellas que se transforman en sus novias y/o esposas, es cosa un tema sumamente complejo. El psicoanálisis, con muchísimos de sus especialistas, se ha solicitado de desmenuzar y diseccionar casi todos los aspectos, hasta el más mínimo e insignificante, para tratar de comprender y darle una explicación lógica al comportamiento masculino cuando este se pone en marcha específicamente en las activas que implican la relación de pareja. De igual forma, el control sobre las personas que amamos también se manifiesta en un afán enfermizo por querer que estas cambien las aristas de su personalidad que no nos son tan agradables o similares. Y así, todo el tiempo los controladores se la pasan presionando a sus parejas para que no hablen o no se vistan de determinada forma, que se deshagan de ciertas amistades porque “no les convienen” y que sus pasatiempos, eminentemente los que no comparten con ellos, “no les dejan nada bueno”, por ejemplo. No obstante, como todo en esta vida, aquellos vicios perpetuados se resisten a ocultar, como lo es el machismo, una expresión que desde tiempos ancestrales acompaña a nuestros hombres y a nuestras mujeres, y que tristemente estereotipa y cosifica al sexo femenino en varios puntos de nuestra vida diaria. Hombres y mujeres las vivimos a todo nivel y en algún ámbito de nuestras vidas.
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