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danza de las cintas yucatan
Más allá de que no hay una regla en la vestimenta para bailar jarana, normalmente las mujeres visten el típico hipil yucateco o, mejor aún, el terno de gala. La jarana es una exhibe del mestizaje artístico, la jarana atrae y conquista; así sea por la cadencia y elegancia de sus pasos, por la alegría de la música, o por la actitud solemne de los bailadores que zapatean y hacen vibrar los escenarios. No obstante, dijo, “esta práctica empieza a verse afectada como sucede con otras expresiones de la cultura maya, como el idioma o la gastronomía. Si queremos mantener nuestra identidad cultural, debemos ser partícipes para su conservación y reconocimiento”, sostuvo.
Por tradición, los hombres también tienen que vestir de mestizos, con pantalón de dril y guayabera de seda o lino, ambos de color blanco. Sobre la cabeza llevan un sombrero tejido, en los bolsillos un paliacate colorado y calzan alpargatas yucatecas o sandalia de tacón.
Sisal, El Primer Puerto De Yucatán
Con la presentación de la vaquería daba comienzo la temporada de hierra del ganado, motivo de celebración donde los patrones daban muestra de sus riquezas, de esta manera también sus esposas realizaban estos bailes para recrear a sus maridos. La danza del baile de las cintas es de origen europeo, este baile tipico de yucatan tambien se baila en el pais de inglaterra y paises bajos. Las suertes son muestras de habilidad o habilidad que ciertos expertos jaraneros efectúan esporádicamente en la celebración de la vaquería; necesitan precisión y equilibrado.La más popular de estas suertes radica en bailar con una botella de cerveza o de licor sobre la cabeza. Esta suerte, aunque bien difícil, es posible lograrla pues los jaraneros mantienen erguido el cuerpo mientras que realizan los entrecruzados pasos del zapateado y los desplazamientos valseados propios de la jarana 3×4, llevando los brazos levantados en ángulo para preservar su equilibrio. Los bailarines se mueven al son de los ¾ de la jarana, música que se ejecuta sin interrupción y que lleva en su nombre asimismo el concepto de jolgorio, bullicio, fiesta. E incluso, por miedo a que la danza se les escape, la fijan a un palo, en donde se enmarañan, desenredan y mueven los pies al compás que la música les marca.
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Ciudad De Reyes
«A las 12 en punto -abundó el profesor Pacheco- se iniciaba la ceremonia de salida; un indígena cargaba la mesa en la cabeza y las cintas eran asidas por las vaqueras. En una mesa pequeña limpia ponían una cabeza de cerdo en barbacoa, en jaula arqueada, tejida de madera y adornada con papeles de diferentes colores y cintas angostas, poniéndole además a los lados panes de harina, rollos de cigarrillos de joloch y mazorcas salcochadas y en pibil. En ese libro, Pérez Conocido recoge la historia obtenida sobre el bailable por parte del instructor Santiago Pacheco Cruz, quien apuntó a la «cabeza de cerdo» como un «acto original y divertidísimo que celebran exactamente como final de la vaquería».
- La mujer precisa tener mucha destreza, ya que es la que se encarga de controlar el rebozo, y de una de las suertes más arriesgadas que implica mucho control y concentración, pues radica en mantener una charola en la cabeza con vasos de cristal, y una botella, mientras realiza su increíble coreografía sin perder la sonrisa.
- Al finalizar de hilar marcan sobre sus lugares ocho compases y proceden inmediatamente a deshacer el tejido.
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Varios de los bailes más representativos son “El torito“, bella jarana que se presenta al final de las vaquerias y el baile de las cintas de origen europeo. Entre los mayas es común que sus celebraciones festivas y tradicionales tengan una esencia pagano-religiosa, en tanto que aunque la celebración de “la danza de la cabeza de cochino”, es una lúcida danza de aspecto más bien satírica y entretenida, esta se realiza en frente de la iglesia del pueblo durante las fiestas patronales. En el estado de Quintana Roo se entrelaza un mosaico pluricultural de tradiciones mayas, imbuidas por reminiscencias afrocaribeñas y peninsulares; resultado de esta mezcla heterogénea es nuestra música, nuestros bailes y las danzas ancestrales que mitifican un pasado, que se torna un presente tangible. “Al son de una copla” fue uno de los números más jaleados por la destreza con que los ejecutantes de los ballets Representativo, Titular y Juvenil ejecutaron el baile de las cintas al entretejerlas en los mástiles. La noche incluyó también bailes con charolas y botellas en la cabeza de los bailarines al ritmo de “Mi lindo Motul” y “El ferrocarril”; también se bailó con los ritmos de “Mi yucateca”, “Pichico amoroso”, “Mestiza” y finalmente entre dianas el son de jaleo “El Torito”. Sus bailes asimismo tienen historia, como el baile de las cintas, el que consiste en entretejer varias cintas de colores entre todos y cada uno de los competidores al mismo tiempo en que bailan; este baile procede de Europa, con el imperio de Maximiliano éste y otros elementos se sumaron a a la tradición yucateca.
De la parte de arriba de un palo central, de 3 pulgadas de diámetro por 3.5 metros de altura, precisamente, penden diez a doce listones que son sujetados en su extremo por otros muchos bailadores, de uno y otro sexo, alternados en derredor del palo que es sostenido por un jóven que no participa en el baile. Al iniciarse la música los danzantes se entrelazan a ritmo para conformar en la parte superior del mástil un bonito tejido.
SAMBAY MACHO.- Este nombre se le daba a este baile de parejas que se bailaba en los años 30s en el Territorio Federal de Quintana Roo, en las fiestas que se celebraban en algunos distritos de Chetumal. Según algunas personas es el enamoramiento de la libélula macho a la hembra; por su ritmo, vigor y eficacia es un baile de resistencia.
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A ese baile le siguió “El chinito”, una jarana de ritmo 6 por 8, para continuar con las suertes de la jarana. En la charola donde está la cabeza se cuelgan cintas de diferentes colores, mismas que a lo largo de la danza son tomadas por cada uno de los competidores, aspecto que puntualiza la cohesión comunitaria y una visión hacia al mundo, continuó. En la versión que hoy se expone primordialmente en las ubicaciones urbanas por el momento no es común ver la presencia del “chik” y para la cabeza de cochino se frecuenta emplear réplicas de plástico o papel maché. Sin embargo, añadió, “el baile siempre estuvo ahí y fué interpretado por décadas por la Orquesta Jaranera del Ayuntamiento de Mérida y su ballet folclórico y siempre ha sido bien recibida por propios y extraños, ya que es considerada entre las piezas más coloridas y espectaculares de la jarana yucateca”. El reconocido locutor y profesor de ceremonias del municipio local, Antonio Marín, señaló a Notimex que en más de 25 años esa danza ha acompañado la oferta cultural de la capital yucateca como una de sus cartas más fuertes.
Esta danza es clásica y clásico y goza de un colosal respaldo y práctica del pueblo maya-yucateco. En sí la Danza del Cerdo, representa momentos destacables para los pobladores de las comunidades mayas, puesto que las risas se escuchan por todos lados, aunado al estruendos de los voladores y la música de la charanga. Esta danza aunque es de carácter religioso para el pueblo maya, participan los dueños del cerdo, y quien porte la charola, acepta el papel del animal cuando está vivo, aun tratando de escapar. Incluso en ese intento de escapar, hace que quien porta la acharola tropiece, ya que se piensa que el cerdo transporta las patas traseras amarradas. Alguno de los competidores se supone que lo guía, ya que lleva granos de maíz en un “Lec” o “Calabazo” haciendo estruendos al menear los granos de maíz.
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