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hechizos para que dos personas se odien para siempre
Las naumaquias eran, como su nombre heleno dice, peleas de barcos, que se acostumbraban a llevar a cabo en lagos, ya fuesen naturales o artificiales. Aun había posibilidad de inundar los anfiteatros para realizar este género de espectáculos. Séneca había sido el preceptor de Nerón durante los primeros años de su vida, y, entonces, ministro de su gobierno. Cuando vio que las cosas se ponían feas para Nerón, Séneca le pidió que le dejara retirarse de la vida pública para vivir como un individuo privada. Tenía una considerable fortuna personal y podría vivir de manera cómoda el tiempo que le quedara de vida. Es la común opinión que con relación a este mal público el vulgo, tan numeroso y tan imprudente no ha llorado ni ha organizado tumultos, si bien la pasión de los hombres famosos sí que ha propiciado algunas protestas.
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Año Nuevo, Año De Medrar En Pareja
Asimismo, tenemos la posibilidad de abordar el aspecto del “lado oscuro” de las personas cuando estas sistemáticamente, en su convivencia día tras día con los demás, principalmente con su pareja, su familia y sus amigos, esconden aspectos de su personalidad y también no son muy libres para compartir ciertos episodios de su historia en los que particularmente hicieron cosas incorrectas y/o reprochables. La gente acostumbradas a “guardar misterios” también son tendentes a amontonar estrés y eso las regresa bastante volátiles en su forma de ser y en su trato hacia el resto.
Ser egocéntricos, fanfarrones, escandalosos, presumidos, descorteses y codos, son cosas que las mujeres consideramos “cualidades” muy poco interesantes y que lejos de llamarnos la atención causan que nos alejemos de alguno cuyo perfil manifieste estas características. Y sucede que, viviendo en una sociedad como la nuestra, donde el machismo y la misoginia vienen impresos en el ADN del género masculino desde que estos nacen, lo más habitual (y corriente, créanme) con lo que nos enfrentamos las mujeres prácticamente todos los días es con hombres sumamente torpes al momento de intentar conquistarnos. Y si a todo lo mencionado asimismo añadimos un aspecto de mucho peso como lo es la timidez (sí, asimismo hay caballeros limitados por esta “característica”), al final del día poseemos ejércitos de hombres carentes de recursos a la hora de la seducción.
Sin embargo, en un análisis más profundo de lo que pasa o no ocurre en nuestra cotidianeidad, bien vale la pena hurgar en nuestro interior para buscar y hallar el origen de todo lo que hace que nuestra fuerza de intención se transforme en cualquier cosa menos precisamente en una “fuerza”. La fortaleza de cabeza, de corazón y de espíritu es producto de la disciplina, de comprometernos con nosotros a siempre exigirnos nuestro mejor esfuerzo sin importar con qué tipo de óbices nos vamos a enfrentar. De ahí que, hoy más que nunca debemos transformar la oración “estimar es poder” en “ser es poder”. Si somos, sin importar lo más mínimo lo que somos, pero al 100% persuadidos de lo que somos, definitivamente vamos a seguir en todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida. El “no” es para los enclenques, conque deja de hacerte bullying y escoge por ti lo que quieres para ti no en el futuro, sino en el aquí y el ahora.
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Lo mismo que el verbo salutant, que tiene exactamente la misma raíz que la palabra española salud, y debe ver con salvación. Por tanto, para comprender el episodio que nos comenta Suetonio en la biografía del emperador Claudio hay que tomar en cuenta esta etimología. En resumen, lo que le dicen los luchadores es que quieren que el Emperador Claudio tenga salud.
No obstante, cuando hablamos a su composición psicológica y emocional cuando hay que definir lo que para unos y para otras es la infidelidad, el axioma cobra un peso específico, porque prácticamente nos nos encontramos metiendo en camisa de once varas pues, ya que alén de conceptos, valores y sentimientos, el contexto de los tiempos actuales prácticamente está redefiniendo el esquema y la estructura de las relaciones de pareja. No obstante, esta cinta clasificación “C” que se desprende de la trilogía literaria producto de la mente calenturienta de Y también.L. Para empezar, resaltemos que hay múltiples estudios que verifican a nivel científico que aquellos hombres y mujeres que continúan solos por resolución y convicción personal acostumbran a involucrarse en activas demasiado beneficiosas y productivas. Por el hecho de que si bien es verdad que los humanos somos animales sociales por naturaleza, asimismo es cierto que podemos lograr grandes adelantos individuales en el momento en que le sacamos provecho a las sinergias emanadas de la soledad. Cierto, a las mujeres nos gusta un hombre que sea refinado integralmente, que se vea arreglado y atractivo, que nos trate con educación y sensibilidad, y que en la privacidad sea con la capacidad de llevar la batuta pero sin agresividad ni violencia (aunque sé de casos de féminas masoquistas que para qué les cuento…). Pero, como reza el dicho, “en la forma del soliciar está el ofrecer”, y es a nosotras a quienes nos corresponde, cuando se trata de las relaciones de pareja, de encauzar a nuestro hombre en el momento en que solamente percibamos que se está desviando del camino. Sí, habitamos una era en la que se están redefiniendo los roles de los hombres y las mujeres en todos y cada uno de los ámbitos, pero estoy segura de que ninguna de nosotras queremos que el varón que hemos elegido para estar a nuestro lado nos compita en puntos que ancestralmente fueron asignados y desarrollados única y exclusivamente por las hembras.
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Y el buen manejo o el mal manejo que le demos a esos pequeños artefactos que en teoría fueron creados para que nos sea más fácil la vida (los teléfonos celulares, las computadoras, las tablets y demás gadgets) tienen la posibilidad de trastocar completamente todo nuestro ambiente, con lo que es demasiado esencial que actuemos con prudencia e sabiduría al momento de emplearlos. Estoy 100% segura de que lo más complicado de lograr en esta vida es lograr un balance en todo. El machismo ha dañado por generaciones a los hombres y a las mujeres de nuestra sociedad y las novedosas corrientes de este nuevo feminismo ultrafundamentalista asimismo están afectando gravemente la manera como las mujeres están interpretando y definiendo su rol social.
Los hombres latinos, y muy en específico los mexicanos, anhelan poseer los talentos y capacidades del personaje ficticio desarrollado en 1844 por el español José Zorrilla, Don Juan Tenorio, de quien cuenta la historia de historia legendaria, logró conquistar en un año la friolera de nada menos ¡76 mujeres! No obstante, esta condición, aterrizada en un situación y abordada desde un criterio psicológico, sexual y social, nos transporta a considerar a aquellos caballeros que adoptan este arquetipo de macho seductor, conquistador y osado a hacerlos dignos sujetos de estudio. Nos agrade o no, formamos parte de una sociedad en la que la monogamia, con sus virtudes y sus desventajas, forma parte de los elementos monolíticos sociales que durante siglos se nos han inculcado, tanto a hombres como a mujeres, para poder vivir y convivir con nuestros semejantes. No obstante, en pleno Siglo XXI, comienzan a presentarse manifestaciones y comportamientos en los que pareciera que esta, la monogamia, por el momento no representa el pensamiento y el sentir actual de esos a quienes les gusta vivir en pareja.
Porque en la medida donde podamos llevar a cabo acopio de dignidad, inteligencia y sensibilidad, nos va a ser posible sacudirnos la existencia de sujetos dañinos en nuestras vidas. Y lo mismo pasa con los hombres celosos, los infieles, los mentirosos, los chantajistas, los controladores, los juerguistas y tantas y tantas subespecies más. Está más que comprobado que el sentido menos común de todos es el sentido común, razón por la que son realmente preocupantes las situaciones de personas cuyas vidas quedan marcadas y desgraciadas por la falta de discreción y el exceso de seguridad en los que caen en el momento de manejar sus vidas privadas. Cierto, no podemos sustraernos al contundente hecho de que estamos rodeados de personas maliciosas, malintencionadas y siempre prestas a perjudicar a quien se deje sin medir las consecuencias. Por ello, se regresa demasiado trascendente que al convivir en una cama con la persona más esencial de nuestras existencias podemos ser lo menos egoístas que tengamos la posibilidad para poder hacer de nuestro lecho de descanso en una suerte de “oficina de nuestra privacidad”. , ya que fácil y simplemente que hombres y mujeres necesitamos, en el día a día, de mucha sensibilidad y educación (¡sí, y también-du-ca-ción!) para que demostrarle a esa persona con la que vivimos y dormimos que realmente nos importa y que nos encontramos dispuestos a detallar cierto tipo de activas, de hecho todas extremadamente simples, para que se sienta cómod@ a nuestro lado. En el momento en que se vive en pareja (matrimonio, unión libre, etcétera) el área más esencial de la casa donde esta convive, cohabita, cohabita y converge es, sin lugar a dudas, la recámara.