hechizos para que dos personas se odien para siempre
A veces solo es suficiente con un poco de cortesía, con una poca de sensibilidad, con esfuerzos muy mínimos a fin de que nuestro ambiente y el de muchos más que están cerca nuestro cambie radicalmente y se transforme en un mejor lugar de vivienda para todos. Prosperar nuestra actitud, pero más que nada nuestra óptica de de qué forma percibimos las situaciones, a la gente, los problemas, nos irá a asistir en mucho para salir de esa horrible región de confort que nos orilla a pensar todo el tiempo que aquello que sucede a nuestro alrededor si no nos afecta no es inconveniente nuestro. Los llamados “humanos” actualmente son ya cualquier cosa, menos humanos. Inmersos en la vorágine de sus anhelos y ambiciones, hombres y mujeres día a día van probando que prácticamente ya dejaron de regirse por el amor y ahora sólo pareciesen estar interesados en probar su supremacía individual por medio de acciones que, tristemente, los van alejando de aquellos aspectos humanos que los caracterizaban. Sin embargo, dadas las actuales circunstancias bajo las que vivimos en la sociedad de la cual formamos parte de hoy, está más que claro que hombres y mujeres por igual poco a poco fueron renunciando, no sé si facultativa o de forma involuntaria, a esa valiosísima peculiaridad que les permite ser humanos. Y cuando este ámbito se hace presente, lamentablemente actúa a través de pensamientos negativos que agudizan la depresión referida. En este espacio hemos abordado frecuentemente temas que bien podríamos estimar como “piedras en el zapato” para muchos de y los que casi siempre se producen desde la doble, la triple o la múltiple moral.
Las cosas están modificando a un ritmo vertiginoso en torno a la convivencia de las parejas y esto no nos está admitiendo observar nítidamente la fotografía completa del binomio hombre-mujer. Sí, efectivamente múltiples reglas no escritas son rebasadas y eventualmente considero que se extinguirán, pero asimismo me queda claro que no todos los cambios que se están generando están resultando beneficiosos para los dos. De botepronto, estoy 100% segura que todos, hombres y mujeres por igual, van a contestar que una relación de pareja, tanto un noviazgo como un matrimonio, requiere obligatoriamente del sexo para sobrevivir y perdurar, que es a través del pleno ejercicio y disfrute de la intimidad que los humanos tenemos la posibilidad de establecer, determinar y proyectar determinados códigos sentimentales que dejarán consolidar la comunicación que existe entre los dos componentes de una pareja.
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El éxito o el fracaso en las relaciones de pareja, tanto los noviazgos como los matrimonios, se finca terminantemente en el alto o bajo nivel de reciprocidad entre sus elementos. Hombres y mujeres saben que, además de la atracción, la afinidad y el amor, los dos deben estar prestos a dejar del lado el egoísmo y poner todo de su parte a fin de que en todo momento su relación sea una calle de doble sentido o, como en la analogía de un juego de tenis, que todo el tiempo los dos participantes estén retornando la pelota sobre la red. No obstante, a fin de que una relación hombre joven-mujer madura ande adecuadamente, la interfecta debe ser bastante balanceada psicológicamente a fin de que nada logre enturbiar el panorama entre ambos. No se debe olvidar que las mujeres vivimos regularmente con la autopresión de que cada día pasado su belleza y vitalidad irán minando en beneficio de alguna zorra juvenil que pueda estar al acecho. De todas formas , se necesita de una sabiduría emocional bastante prominente por el hecho de que a pesar de la apertura y la aceptación para este género de parejas, aún hay múltiples resistencias de distinto nivel que pueden sembrar la duda en los dos. , por que a varios todavía nos afecta en demasía el qué afirmarán y las críticas de nuestro primer círculo social . Sin embargo, al analizar el comportamiento masculino actual, desde la década de los noventa, finales de los ochenta si me dejan ubicarlo con mayor exactitud, queda de manifiesto que las mujeres maduras de a poco han comenzado a ocupar poco a poco más y más un espacio preponderante en el gusto y preferencia de esos caballeros a quienes sobrepasan en edad.
Precisamente, los componentes son distintos a fin de que un hombre (o una mujer, nadie está exento) se vea envuelto en una mala racha. Sin embargo, en una primera instancia tenemos la posibilidad de estimar que la gran mayoría de la gente que se ven atrapadas en este tipo de ocasiones presentan una personalidad de aristas negativas, poco seguras de sí mismas y demasiado tendentes a procrastinar aquellos asuntos que necesitan de una atención y una solución inmediatos. De esta manera las cosas, cuando un sujeto no se responsabiliza de su ambiente, sus acciones y sus decisiones finalmente se ve acorralado por todas aquellas ocasiones que en su instante evadió y debió haberles puesto atención. Sin embargo, lo esencial al instante de tomar una aceptable resolución para que ocasionalmente no se finalice transformándose en una mala decisión es que hombres y mujeres por igual primero debemos tener bien definidos tanto nuestro catálogo de valores como nuestra lista de preferencias, pues una vez que tenemos bien establecidos los dos lo más seguro es que eso nos dejará tener un carácter y un método lo suficientemente sólidos para poder ir por la vía adecuada.
En temas de noviazgos y matrimonios su vivencia es prácticamente nula y su noción de ideal se recarga prominentemente en aquellas parejas que conoce y que, a su juicio, cree que son exitosas. Si sus progenitores han logrado conservar su matrimonio a lo largo de equis proporción de años, a pesar de las adversidades y óbices, lo más seguro es que esta persona anhele emularlos y en su intención aspirará a tener una novia la que eventualmente se transformará en su mujer y, con un poco de buena suerte, acabará siendo una especie de calco de su madre.
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Por una parte, tomando presente la personalidad y el carácter de quien los está padeciendo y confrontando, tienen la posibilidad de ser devastadores; mientras que, por el otro, motivan a nivel tal que catapultan al límite las capacidades de quienes están metidos en dificultades para que estos los resuelvan y sean mejores. Pero todo se sintetiza a la estructura sensible que hemos construido a lo largo de nuestra vida.
Cuando se trata de las relaciones de pareja es común que, debido a las diferencias obvias y naturales (alén de las referentes a la cuestión de género) entre los involucrados, se presenten discusiones que delegen en enojos, algunos más fuertes que otros; pero un ambiente de estas características, debemos entender que se muestra pues existe amor y donde hay amor asimismo hay miedo. Por esto, es trascendental que consigamos localizar mecanismos que nos dejen conducir la ansiedad, la frustración y el dolor, detonantes indiscutibles del enojo. De ahí que, toma el control de tu vida y no dejes que absolutamente nadie decida nada por ti, ni siquiera el color de los calcetines que te quieres poner el día de hoy.
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Este modelo extractivista, crecientemente destinado a la agroexportación, ha provocado en unas cuantas décadas el severo abatimiento del nivel freático, impidiendo la recarga natural del acuífero. La hondura de la extracción ha alcanzado ahora estratos con substancias fósiles, ocasionando la presencia en el agua de minerales probadamente dañinos para la salud humana, tales como fluoruro, arsénico y sodio, entre otros. La creciente contaminación del agua es tan severa, que en muchísimos pozos de la región supera ya los índices de la regla oficial mexicana de potabilidad del agua.
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De todas formas nos tenemos la posibilidad de sentar por horas a intercambiar diferentes experiencias sobre el control que se ejercita a través de los teléfonos celulares, para que la pareja se esté reportando a toda hora, explicando todo el tiempo qué hace, con quién lo hace, dónde se encuentra … y eso que todavía no menciono el control psicológico , el cual es terrible y merece ser tema de otra entrega, de tan complejo y extenso que es. Esto pasa pues en el final del día este sentimiento, que muchos piensan el más grande y también esencial que podemos generar, está prominentemente bajo la influencia por mecanismos de desigualdad y la ofensa hacia la independencia de la otra persona, lo que deriva en una especie de “necesidad” por estimar controlarl@. Una falda corta, un vestido o una blusa con escote pronunciado, unas lindas medias, un peinado sexi, un maquillaje impresionante, unas zapatillas altas, un cuerpo curvilíneo o voluptuoso no deben ser jamás motivo para que un hombre acose a una mujer. El alegato conservador debe ser erradicado desde todos los sectores que conforman a nuestra sociedad, sobre todo esa parte donde se le hace pensar al hombre que es el dueño señor de absolutamente todo… incluidas las mujeres.
- Esos que no están familiarizados con la empatía, les comento que esta deja que la gente nos ayudemos y nos comprendamos entre sí.
Pero si se trata de características inmobiliarias, tierras, valores, joyas, objetos de arte, etcétera., la contrariedad de hacer lotes equivalentes con los que todos estés en concordancia hace que haya inconvenientes familiares, y, a veces, sin solución. Se suele emplear en los momentos en que se habla de alguien que no se desea ver, a quien no se recibe en casa, y que no es bienvenida en los círculos de que se trate. En el momento en que se se encontraba discutiendo en las Cortes Generales Españolas la ley del aborto, estuvo muy de tendencia esta palabra, que se refiere a quien no ha nacido, pero por haber sido concebida, si no se le pone impedimento, llegará a nacer en el momento en que se cumpla el tiempo de gestación. Gramaticalmente es un participio de futuro activo del verbo nascor, que quiere decir nacer, y su traducción literal es el que nacerá. Puede tener relevancia en un juicio si se revela que en el delito que se ha hecho contra un individuo cierta o una institución había animus iniuriandi, o sea, ánimo, intención de injuriar. Hay ocasiones en que un mismo término puede ser dicho con intención de incordiar, de injuriar, o como insulto, y otras veces no.
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